La aerotermia consiste en el aprovechamiento de la energía contenida en el aire que nos rodea. Esta energía está en constante renovación a partir de la energía solar recibida por la corteza terrestre, convirtiéndose el aire en una fuente de energía inagotable.
Este aprovechamiento se realiza mediante bombas de calor aerotérmicas, principalmente para sistemas de calefacción y para la producción de agua caliente sanitaria a alta temperatura.
Las bombas de calor aerotérmicas, a diferencia de las bombas de calor aire-agua convencionales, están diseñadas y construidas para obtener la máxima energía del aire exterior en condiciones climáticas muy severas, tanto en invierno como en verano.
Gracias al sobredimensionamiento de sus componentes, son capaces de captar más energía del exterior. Además disponen de un compresor especialmente diseñado que permite alcanzar temperaturas de trabajo por encima de 60 ºC. Esta particularidad las hace aptas para sustituir a calderas en sistemas de calefacción convencional o como fuente de producción de ACS durante todo el año.
El desarrollo de las bombas de calor aerotérmicas hace posible que sean una alternativa a los sistemas convencionales de calefacción. Frente a estos, el proceso de instalación y puesta en marcha es más sencillo y seguro y los requerimientos de mantenimiento de este tipo de equipos son muy reducidos.
Las instalaciones de calor aerotérmicas no dependen de un almacenamiento de combustible que se debe renovar periódicamente o de acometidas específicas, y la ubicación de las máquinas no está condicionada por chimeneas o producción de gases de combustión.
Una moderna instalación de calefacción con bombas de calor aerotérmicas, nos permite combinar sistemas de calefacción de baja temperatura con la producción simultánea de ACS en las debidas condiciones higiénicas y, con un buen diseño de instalación, con el mismo sistema realizar la refrigeración en verano sin perder el resto de capacidades.
Los costes totales de explotación de las bombas de calor aerotérmicas son uno de los más bajos de los sistemas de calefacción y por su excelente aprovechamiento energético contribuyen a una reducción de los niveles globales de CO².